sábado, 6 de febrero de 2016

Los otros Machu Picchu tours

CUÁNTOS SON Y DÓNDE ESTÁN Los otros Machu Picchu El Perú fue escenario de grandes culturas, algunas edificaron monumentos impresionantes, como Kuélap o Marcahuamachuco, que reciben el apelativo de "el otro Machu Picchu". Una mezcla de elogio y estrategia de marketing.

No, señor, no le creo. Usted me está mintiendo o exagerando. Qué le pasa, ¿quiere engañarme? ¿Me ha visto cara de tonto? ¿Cree que facilito nomás me voy a tragar ese cuentazo? Se equivoca, pues. No soy tan bestia, perdón, no soy una bestia. Ya ve, la cólera me hace confundir y termino diciendo pavadas. No se mate de la risa. Un error lo comete cualquiera. Bueno, aunque usted no está cometiendo un error. Usted lo hace con toda la intención, con alevosía y ventaja como dicen los abogados. Pero qué gana tomándome el pelo. No lo haga. En verdad no es necesario. Igual voy o vamos a ir para allá. Así que de una buena vez dígame la verdad. Córtela con esa cantaleta de que estamos yendo a Machu Picchu. Está bien que sea algo desorientado y bastante perdido, pero no lo soy tanto como para no darme cuenta que este lugar no es el Cusco. Dónde están las aguas sagradas del Urubamba, la vía férrea que conduce a un pueblo llamado Aguas Calientes o, el sendero incaico recorrido por centenares de viajeros de todas partes del mundo.

Y, como no hay nada de eso, no puede haber Machu Picchu en estos lares, por más que me digas lo contrario y que te enterques y me discutas y me asegures que no es una invención tuya, que no fuiste tú quién bautizó o dejó para la historia esa frase del "Machu Picchu del Norte" y que el "culpable", si se puede hablar de culpable en este caso, fue un presidente. Ah, cómo, qué tiene que ver un presidente en esta situación. O sea que todo este enredo es cortesía de un mandatario que, sorprendido ante la obra monumental de un pueblo prehispá- nico, no tuvo mejor idea que compararla con la máxima obra arquitectónica de los incas, aunque los muros de piedra que veía y admiraba, no fueron levantados por los Hijos del Sol. Un pequeño detalle que no fue tomado en cuenta por tan distinguido personaje que, como todo político, buscaba darle en la yema del gusto a la población..., y, lo consiguió, porque la frase quedó grabada en el corazón y en la memoria de la gente. Desde entonces, Marcahuamachuco, en La Libertad, es –aunque en verdad no lo se– el "Machu Picchu del Norte". No discuto más contigo. Te doy la razón. No querías enga- ñarme. Pero trata de entenderme. Me sacó de cuadro eso de que nos vamos a Machu Picchu. 

Por eso me emberrinché y me puse saltón. Distinto hubiera sido si de arranque me contabas que, hace décadas, el arquitecto Fernando Belaunde Terry hizo la comparación con la maravilla cusqueña. Ahí la cosa cambiaba y, en vez de andar renegando, te habría preguntado más y me habría enterado más sobre los "guamachucos" y su herencia arqueológica, la más grande de la sierra norte del Perú. Pero todo comenzó mal y te hablé poco durante el trayecto de casi 10 kilómetros que separa el actual pueblo de Huamachuco, con la meseta donde los antiguos erigieron su pétreo legado. Llegamos. Me separé de ti y empecé a recorrer el complejo sin tu compañía. No quería escuchar palabras mientras contemplaba los grandes muros, los recintos, el entorno geográfico. Es curioso, pero siempre intento hacer lo mismo cuando estoy en el otro Machu Picchu, caray, hasta yo mismo me confundo, en el verdadero Machu Picchu, pero rara vez lo consigo. Siempre hay mucha gente. Allí es difícil estar solo. 


MÁS MACHU PICCHU 

Viajes. Muchas anécdotas. Más "Machu Picchus". Claro, Marcahuamacho no es el único. En el país existen varias zonas que reciben ese apelativo o son comparadas con la fabulosa ciudadela. Si son parecidas o no, es otra cosa. Si no las construyeron los quechuas, es un detalle insignificante. Lo que se quiere es llamarlas así. Sirve como imagen. Despierta el interés de los turistas. Estrategia de marketing, le dicen algunos. Engaña muchachos, pueden pensar varios. Lo cierto es que –para bien o para mal– así se les conoce. Y si bien la experiencia viajera enseña a desconfiar de semejantes símiles, debo admitir que mis andanzas por los "Machu Picchus"... digamos "alternativos" han sido más que satisfactorias. 

Cómo no serlo si uno de ellos es Kuélap. La fortaleza de los shashapuyos con sus inmensas y altísimas paredes, con sus casas circulares, con sus escaleras estrechas que fueron trampas mortales para los invasores incaicos, sí, porque ellos sitiaron durante meses a los beligerantes pobladores de esta tierra de selva montañosa, en la región Amazonas. Kuélap, en verdad, no se parece a la máxima joya del Tahuantinsuyo, como tampoco se le parece Rúpac, el llamado Machu Picchu de la sierra de Lima. Allí se llega caminando, subiendo a uno de los tantos cerros de la sierra huaralina. Es un trayecto pesado que algunos emprenden en la localidad de La Florida y otros, para ahorrarse unos cuantos kilómetros de andar, lo inician desde el desolado pueblo de Pampas. 


Edificios de piedra y una vista impresionante de los que fueron los dominios de los atavillos, una cultura antigua, anterior al florecimiento cusqueño que predominó en esas zonas montañosas que, en el Perú actual, son parte la región Lima Provincias; entonces, lo de Machu Picchu es solo un capricho o acaso es que todos queremos tener un Machu Picchu cerca, para sentirnos orgullosos. No sé cuántos Machu Picchus habrán en el Perú. Pero en mis viajes he conocido uno más: Choquequirao. Le dicen el "otro Machu Picchu" y, en verdad, la "Cuna de Oro" –ese su nombre es español– sí tiene muchas semejanzas. No es que sea una obra gemela, pero en sus recintos se nota la destreza constructiva de los descendientes de Manco Cápac y Mama Ocllo. A estas alturas del camino, sospecho con razón que en mis futuros viajes se presentarán situaciones como las narradas aquí. De lo que sí estoy seguro es que no renegaré, porque, pase lo que pase, disfrutaré del lugar al que me conduzcan mis pasos. Y sí, lo recorreré en silencio, como intento hacerlo siempre que estoy en Machu Picchu, el de verdad, los de mentira.


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